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Cuento Corto
“El Lápiz Negro”
Un día, los niños y niñas del
jardín
Decidieron dibujar.
Fueron a buscar la caja de
lápices y todos
Eligieron los colores más vivos y
brillantes.
Juan eligió el verde, Rocío el
rosado y Tomás
El
celeste
Se pusieron a dibujar diferentes
animales,
Dejando al pobre lápiz negro solo en
la caja.
Pero al finalizar, se dieron
cuenta que a todos
Los
dibujos les faltaba algo para que
Fueran
más reales.
Faltaban los ojos, y acordaron que el
color
Más especial para hacerlo era el
negro por
Su
contraste con el resto.
Sacaron el lápiz negro y éste se puso
muy
Feliz de poder aportar color en todos lo
Dibujos
creados.
Autora
: Patricia Andrea Guerrero García
Villa Alemania, Región
Valparaíso
Ilustración : Carolina Schütte.
Reflexión:
Cuando interactuamos en la
empresa con la finalidad de hallar la solución a cualquier problema, con
frecuencia menospreciamos a las personas por considerarlas insignificantes,
pero nos sorprende que de ellas surgen
las mejores ideas, cuyos aportes han
resuelto lo que por años no tenía solución.- Los
conocimientos y las habilidades nacen de la experiencia que vivimos a diario de
forma individual y diferentes. Por lo
que unificándolas hayamos la mejor de
las ideas. Todos somos valiosos y merecemos la oportunidad de probarlo.
Belkys Marcano
Cuentos
Cortos, continuación…………..
Cuentos
para la reflexión
Vivir el presente
“Un hombre se le acercó a un sabio anciano y le dijo: -Me han dicho que
tú eres sabio…. Por favor, dime qué cosas puede hacer un sabio que no está al
alcance de las demás personas. El
anciano le contestó: cuando como, simplemente como; duermo cuando estoy
durmiendo, y cuando hablo contigo, sólo hablo contigo. Pero eso también lo
puedo hacer yo y no por eso soy sabio, le contestó el hombre, sorprendido. Yo
no lo creo así, le replicó el anciano. Pues cuando duermes recuerdas los
problemas que tuviste durante el día o imaginas los que podrás tener al
levantarte. Cuando comes estás planeando lo que vas a hacer más tarde. Y
mientras hablas conmigo piensas en qué vas a preguntarme o cómo vas a
responderme, antes de que yo termine de hablar. El secreto es estar consciente
de lo que hacemos en el momento presente y así disfrutar cada minuto del
milagro de la vida.”
____________________________________________________________________________________________
Reflexión:
El tiempo nos enseña la importancia de vivir el momento presente, al
darnos cuenta que vivimos atrapados entre el pasado y el futuro. Miramos hacia atrás y podemos ver que la vida
se compone de la secuencia de momentos mal vividos, por no bien vivir nuestro
presente. Lo importante es que podamos
aprender a vivirlo antes de quedar atrapados sin remedio.
Cuentos
para la reflexión
Vivir el presente
“Un hombre se le acercó a un sabio anciano y le dijo: -Me han dicho que
tú eres sabio…. Por favor, dime qué cosas puede hacer un sabio que no está al
alcance de las demás personas. El
anciano le contestó: cuando como, simplemente como; duermo cuando estoy
durmiendo, y cuando hablo contigo, sólo hablo contigo. Pero eso también lo
puedo hacer yo y no por eso soy sabio, le contestó el hombre, sorprendido. Yo
no lo creo así, le replicó el anciano. Pues cuando duermes recuerdas los
problemas que tuviste durante el día o imaginas los que podrás tener al
levantarte. Cuando comes estás planeando lo que vas a hacer más tarde. Y
mientras hablas conmigo piensas en qué vas a preguntarme o cómo vas a
responderme, antes de que yo termine de hablar. El secreto es estar consciente
de lo que hacemos en el momento presente y así disfrutar cada minuto del
milagro de la vida.”
____________________________________________________________________________________________
Reflexión:
El tiempo nos enseña la importancia de vivir el momento presente, al
darnos cuenta que vivimos atrapados entre el pasado y el futuro. Miramos hacia atrás y podemos ver que la vida
se compone de la secuencia de momentos mal vividos, por no bien vivir nuestro
presente. Lo importante es que podamos
aprender a vivirlo antes de quedar atrapados sin remedio.
Belkys Marcano
El paquete de galletas. Había una vez una señora que debía viajar en tren. Cuando la señora llegó a la estación, le informaron de que su tren se retrasaría aproximadamente una hora. Un poco fastidiada, se compró una revista, un paquete de galletas y una botella de agua. Buscó un banco en el andén central y se sentó, preparada para la espera. Mientras ojeaba la revista, un joven se sentó a su lado y comenzó a leer un diario. De pronto, sin decir una sola palabra, estiró la mano, tomó el paquete de galletas, lo abrió y comenzó a comer. La señora se molestó un poco; no quería ser grosera pero tampoco hacer de cuenta que nada había pasado. Así que, con un gesto exagerado, tomó el paquete, sacó una galleta y se la comió mirando fijamente al joven. Como respuesta, el joven tomó otra galleta y, mirando a la señora a los ojos y sonriendo, se la llevó a la boca. Ya enojada, ella cogió otra galleta y, con ostensibles señales de fastidio, se la comió mirándolo fijamente. El diálogo de miradas y sonrisas continuó entre galleta y galleta. La señora estaba cada vez más irritada, y el muchacho cada vez más sonriente. Finalmente, ella se dio cuenta de que sólo quedaba una galleta, y pensó: “No podrá ser tan caradura” mientras miraba alternativamente al joven y al paquete. Con mucha calma el joven alargó la mano, tomó la galleta y la partió en dos. Con un gesto amable, le ofreció la mitad a su compañera de banco. -¡Gracias! -dijo ella tomando con rudeza el trozo de galleta. -De nada -contestó el joven sonriendo, mientras comía su mitad. Entonces el tren anunció su partida. La señora se levantó furiosa del banco y subió a su vagón. Desde la ventanilla, vio al muchacho todavía sentado en el andén y pensó: “¡Qué insolente y mal educado! ¡Qué será de nuestro mundo!” De pronto sintió la boca reseca por el disgusto. Abrió su bolso para sacar la botella de agua y se quedó estupefacta cuando encontró allí su paquete de galletas intacto.
Reflexión: Cuántas veces nuestros prejuicios y decisiones apresuradas nos hacen
valorar erróneamente a los demás y cometer graves equivocaciones. Cuántas veces
la desconfianza, ya instalada en nosotros, hace que juzguemos arbitrariamente a
las personas y las situaciones, encasillándolas en ideas preconcebidas alejadas
de la realidad. Por lo general nos inquietamos por eventos que no son
reales y nos atormentamos con problemas que tal vez nunca van a ocurrir. Dice
un viejo proverbio: “Peleando, juzgando antes de tiempo y alterándose no se
consigue jamás lo suficiente; pero siendo justo, cediendo y observando a los
demás con una simple cuota de serenidad, se consigue más de lo que se espera”.
_________________________________________________________________________________________________Reflexión: Esta reflexión no tiene
desperdicios. Lo importante en este caso es aprender a practicar la serenidad y
ver un poco más allá de toda acción humana, antes de juzgar a priori. No siempre es lo que parece.
Belkys Marcano
La casa imperfecta
Un maestro de construcción ya entrado en años estaba listo para retirarse a
disfrutar su pensión de jubilación. Le contó a su jefe acerca de sus planes de
dejar el trabajo para llevar una vida más placentera con su esposa y su
familia. Iba a extrañar su salario mensual, pero necesitaba retirarse; ya se
las arreglarían de alguna manera. El jefe se dio cuenta de que era inevitable
que su buen empleado dejara la compañía y le pidió, como favor personal, que
hiciera el último esfuerzo: construir una casa más. El hombre accedió y comenzó
su trabajo, pero se veía a las claras que no estaba poniendo el corazón en lo
que hacía. Utilizaba materiales de inferior calidad, y su trabajo, lo mismo que
el de sus ayudantes, era deficiente. Era una infortunada manera de poner punto
final a su carrera. Cuando el albañil terminó el trabajo, el jefe fue a
inspeccionar la casa y le extendió las llaves de la puerta principal. “Esta es
tu casa, querido amigo —dijo-. Es un regalo para ti”. Si el albañil hubiera
sabido que estaba construyendo su propia casa, seguramente la hubiera hecho
totalmente diferente. ¡Ahora tendría que vivir en la casa imperfecta que había
construido! Reflexión: A veces construimos nuestras vidas de manera
distraída, sin poner en esa actuación lo mejor de nosotros. Muchas veces, ni
siquiera hacemos nuestro mejor esfuerzo en el trabajo. Entonces, de repente,
vemos la situación que hemos creado y descubrimos que estamos viviendo en la
casa que hemos construido. Sí lo hubiéramos sabido antes, la habríamos hecho diferente.
Sería interesante conseguir actuar como si estuviésemos “construyendo
nuestra casa”. La vida es como un proyecto de “hágalo-usted-mismo”. Tu
vida, ahora, es el resultado de tus actitudes y elecciones del pasado. ¡Tu vida
de mañana será el resultado de tus actitudes y elecciones de hoy!
________________________________________________________________________________________________
Reflexión: Es triste tener
que admitir que somos los únicos responsables de la calidad de vida que nos
hemos dado.
Esta historia me recuerda
una canción que a menudo me viene a la memoria:
”Y se fue mi juventud, sin
saber que era la vida….Pero yo no sabía… Pero yo no lo sabía”…
Belkys Marcano
Un valor perdido en la sociedad competitiva
Un
antropólogo propuso un juego a los niños de una tribu Africana. Puso una
canasta llena de frutas cerca de un árbol y le dijo a los niños que aquel que
llegara primero ganaría todas las frutas. Cuando dio la señal para que
corrieran, todos los niños se tomaron de las manos y corrieron juntos, después
se sentaron juntos a disfrutar del premio. Un valor perdido en la sociedad
competitiva. Cuando él les preguntó por qué habían corrido así, si uno solo
podía ganar todas las frutas, le respondieron: “Ubuntu”, ¿cómo uno de nosotros
podría estar feliz si todos los demás están tristes? Ubuntu, en la cultura
Xhosa significa: Yo soy porque nosotros somos. ¿Qué reflexión te deja a ti esta
manera de comportarse?
Reflexión:
Mientras los niños de la
tribu africana de la historia permanezcan unidos, se sabrán protegidos. Han
aprendido que pese a que el ser humano nace solo, la fuerza estará en la unión,
en la empatía que se profesan: lo que le perjudique a uno, le perjudicará a
todos. De la misma manera, lo que ha de beneficiar a uno, beneficiará a todos.
Si tratas se romper un solo
palillo, de seguro conseguirás partirlo, pero si intentas quebrar a veintidós,
te será más difícil.
Belkys Marcano
La parábola del árbol de manzanas
Hace mucho tiempo existía un enorme árbol de manzanas. Un pequeño niño
lo amaba mucho y todos los días jugaba alrededor de él. Trepaba al árbol hasta
el tope y él le daba sombra. Él amaba al árbol y el árbol amaba al niño. Paso
el tiempo y el pequeño niño creció y el nunca más volvió a jugar alrededor del
enorme árbol. Un día el muchacho regresó al árbol y escuchó que el árbol le
dijo. – Estoy muy triste. – ¿Vienes a jugar conmigo? Pero el muchacho contestó:
– Ya no soy el niño de antes que jugaba alrededor de enormes árboles. – Lo que
ahora quiero son juguetes y necesito dinero para comprarlos. Lo siento, dijo el
árbol. – Pero no tengo dinero – Te sugiero que tomes todas mis manzanas y las
vendas. De esta manera tú obtendrás el dinero para tus juguetes. El muchacho se
sintió muy feliz. Tomó todas las manzanas y obtuvo el dinero y el árbol volvió
a ser feliz. Pero el muchacho nunca volvió después de obtener el dinero y el
árbol volvió a estar triste. Tiempo después, el muchacho regresó y el árbol se
puso feliz y le preguntó. – ¿Vienes a jugar conmigo? – No tengo tiempo para
jugar. – Debo de trabajar para mi familia. – Necesito una casa para compartir
con mi esposa e hijos. – ¿Puedes ayudarme? – Lo siento, pero no tengo una casa,
pero… – Tú puedes cortar mis ramas y construir tu casa. El joven cortó todas
las ramas del árbol y esto hizo feliz nuevamente al árbol, pero el joven nunca
más volvió desde esa vez y el árbol volvió a estar triste y solitario. Cierto
día de un cálido verano, el hombre regresa y el árbol estaba alegre. – ¿Vienes
a jugar conmigo? -le preguntó el árbol. El hombre contesta. – Estoy triste y
volviéndome viejo. – Quiero un bote para navegar y descansar. – ¿Puedes darme
uno? El árbol contesta. – Usa mi tronco para que puedas construir uno y así
puedas navegar y ser feliz. El hombre cortó el tronco y construyó su bote.
Luego se fue a navegar por un largo tiempo. Finalmente regresó después de
muchos años y el árbol le dijo. – Lo siento mucho, pero ya no tengo nada que
darte ni siquiera manzanas. El hombre responde. – No tengo dientes para morder,
ni fuerza para escalar. – Ya estoy viejo. Entonces el árbol con lágrimas en sus
ojos le dijo. – Realmente no puedo darte nada… – La única cosa que me queda son
mis raíces muertas. Y el hombre contestó. – Yo no necesito mucho ahora, solo un
lugar para descansar. – Estoy tan cansado después de tantos años… – Bueno… las
viejas raíces de un árbol, son el mejor lugar para recostarse y descansar. –
Ven siéntate conmigo y descansa. El hombre se sentó junto al árbol y este feliz
y contento sonrió con lágrimas. ¿Sabes qué? Esta puede ser la historia de cada
uno de nosotros. El árbol son nuestros Padres. Cuando somos muy jóvenes, los
amamos y jugamos con Papá y Mamá… cuando crecemos los dejamos… solo regresamos
a ellos cuando los necesitamos o estamos en problemas… no importa lo que sea,
ellos siempre están allí para darnos todo lo que puedan… y hacernos felices.
Ustedes pueden pensar que el muchacho es cruel contra el Árbol, pero es así
como “NOSOTROS” tratamos a nuestros Padres… Valoremos a nuestros Padres
mientras los tengamos a nuestro lado y si ya no están, que la llama de su amor
viva por siempre en tu corazón…
Reflexión: Debemos cuidar a
nuestros padres mientras viven y devolver los cuidados y el amor que nos han
ofrecido, anteponiendo nuestros intereses a los suyos. Cuando procedemos de
este modo, nuestros hijos seguirán el ejemplo que han aprendido y es mucho más
probable que lo apliquen con nosotros mismos.
Belkys Marcano
El guerrero Samurái
Cerca de Tokio vivía un gran samurái ya anciano, que se dedicaba a
enseñar a los jóvenes. A pesar de su edad, corría la leyenda de que todavía era
capaz de derrotar a cualquier adversario. Cierta tarde, un guerrero conocido
por su total falta de escrúpulos, apareció por allí. Era famoso por utilizar la
técnica de la provocación. Esperaba a que su adversario hiciera el primer
movimiento y, dotado de una inteligencia privilegiada para reparar en los
errores cometidos, contraatacaba con velocidad fulminante. El joven e
impaciente guerrero jamás había perdido una lucha. Con la reputación del
samurái, se fue hasta allí para derrotarlo y
Aumentar su fama. Todos los estudiantes se manifestaron en contra de la
idea, pero el viejo aceptó el desafío. Todos juntos se dirigieron a la plaza de
la ciudad y el joven comenzaba a insultar al anciano maestro. Arrojó algunas
piedras en su dirección, le escupió en la cara, le gritó todos los insultos
conocidos, ofendiendo incluso a sus ancestros. Durante horas hizo todo por
provocarlo, pero el viejo permaneció impasible. Al final de la tarde,
sintiéndose ya exhausto y humillado, el impetuoso guerrero se retiró.
Desilusionados por el hecho de que el maestro aceptara tantos insultos y
provocaciones, los alumnos le preguntaron:
-¿Cómo pudiste, maestro, soportar tanta indignidad? ¿Por qué no usaste
tu espada, aun sabiendo que podías perder la lucha, en vez de mostrarte cobarde
delante de todos nosotros? El maestro les preguntó: -Si alguien llega hasta
ustedes con un regalo y ustedes no lo aceptan, ¿a quién pertenece el obsequio?
-A quien intentó entregarlo, respondió uno de los alumnos. Lo mismo vale para
la envidia, la rabia y los insultos. -Dijo el maestro, cuando no se aceptan,
continúan perteneciendo a quien los llevaba consigo.
________________________________________________________________________________________Reflexión:
Para pelear se necesitan dos. La intención del joven no pudo ser consumada, por
lo cual, él fue el derrotado.
Belkys Marcano
Acuérdate de soltar el vaso
Un psicólogo, en una sesión grupal, levantó un vaso de agua. Todo el
mundo esperaba la típica pregunta: “¿Está medio lleno o medio vacío?” Sin
embargo, preguntó: – ¿Cuánto pesa este vaso? Las respuestas variaron entre 200
y 250 gramos. El psicólogo respondió: “El peso absoluto no es importante.
Depende de cuánto tiempo lo sostengo. Si lo sostengo un minuto, no es problema.
Si lo sostengo una hora, me dolerá el brazo. Si lo sostengo un día, mi brazo se
entumecerá y paralizará. El peso del vaso no cambia, es siempre el mismo. Pero
cuanto más tiempo lo sujeto, más pesado, y más difícil de soportar se vuelve.”
Y continuó: “Las preocupaciones, los pensamientos negativos, los
rencores, el resentimiento, son como el vaso de agua. Si piensas en ellos un
rato, no pasa nada. Si piensas en ellos todo el día, empiezan a doler. Y si
piensas en ellos toda la semana, acabarás sintiéndote paralizado, e incapaz de
hacer nada.” ¡Acuérdate de soltar el vaso!
_____________________________________________________________________________
Reflexión:
Después de una semana sin
soltar el vaso, la parálisis podría afectar toda tu vida.
Belkys Marcano
Maten al amor Hubo una vez en la historia del mundo, un día terrible en el que el
odio, que es el rey de los malos sentimientos, los defectos y los vicios,
convocó a una reunión urgente de todos ellos. Todos los sentimientos negros del
mundo y los deseos más perversos del corazón humano llegaron a esta reunión con
curiosidad de saber cuál era el propósito… Cuando estuvieron todos habló el
odio y dijo: “Los he reunido aquí a todos porque deseo con todas mis fuerzas
matar a alguien”… Los asistentes no se extrañaron mucho pues era el odio el que
estaba hablando y él siempre quiere matar a alguien… Sin embargo, todos se
preguntaban entre sí quién sería tan difícil de matar como para que el odio los
necesitara a todos. “Quiero que maten al Amor”, dijo. Muchos sonrieron malévolamente,
pues más de uno le tenía ganas. El primer voluntario fue el Mal Carácter, quien
dijo: “Yo iré y les aseguro que en un año el Amor habrá muerto… Provocaré tal
discordia y rabia que no lo soportará”. Al cabo de un año se reunieron otra vez
y al escuchar el reporte del Mal Carácter, quedaron muy decepcionados. “Lo
siento”, dijo “lo intenté todo, pero cada vez que yo sembraba una Discordia el
Amor la superaba y salía adelante”... Fue entonces cuando, muy diligente, se
ofreció la Ambición, quien haciendo alarde de su poder, dijo: “En vista de que
el Mal Carácter fracasó, iré yo. Desviaré la atención del Amor hacia el deseo
por la riqueza y por el poder. Eso nunca lo ignorará.” Y empezó la Ambición el
ataque hacia su víctima quien, efectivamente, cayó herida. Pero después de
luchar por salir adelante, renunció a todo deseo desbordado de poder y triunfó
de nuevo. Furioso el odio por el fracaso de la Ambición, envió a los Celos,
quienes burlones y perversos, inventaban toda clase de artimañas y situaciones
para despistar al Amor y lastimarlo con dudas y sospechas infundadas. Pero el
Amor, confundido, lloró y pensó que no quería morir, y con valentía y fortaleza
se impuso sobre ellos y los venció. Año tras año el odio siguió en su lucha
enviando a sus más hirientes compañeros. Envió a la Frialdad, al Egoísmo, al
Reproche, la Indiferencia, la Pobreza, la Enfermedad y a muchos otros que
fracasaron siempre, porque cuando el Amor se sentía desfallecer, tomaba nueva
fuerza y todo lo superaba. El odio, convencido de que el Amor era invencible,
les dijo a los demás: “Nada que hacer: El Amor ha soportado todo, llevamos
muchos años insistiendo y no lo logramos”. De pronto, desde un rincón del salón
se levantó un sentimiento poco conocido y que vestía todo de negro y con un
sombrero gigante que caía sobre su rostro y no lo dejaba ver. Su aspecto era
fúnebre como el de la muerte. “Yo matare al Amor”, dijo con seguridad. Todos se
preguntaron quién era ese que pretendía hacer por si solo lo que juntos ninguno
había podido. El odio dijo, “ve y hazlo” Tan sólo había pasado algún tiempo
cuando el odio volvió a llamar a todos los malos sentimientos para comunicarles
que, después de tanto luchar, por fin el AMOR HABÍA MUERTO. Todos estaban
felices, pero sorprendidos. Entonces, el sentimiento del sombrero negro hablo:
“Ahí les entrego el Amor totalmente muerto y destrozado”. Y sin decir más, se
marchó. “Espera”, dijo el odio, “en tan poco tiempo lo eliminaste por completo,
lo desesperaste y no hizo el menor esfuerzo por vivir… ¿¡quién eres?! El
sentimiento levantó por primera vez su horrible rostro y dijo: “SOY LA
RUTINA”………
Reflexión: Dentro de todo
ser humano se albergan todos los sentimientos, los buenos y los malos. Somos
capaces de vencer a los malos por preservar el amor, si consideramos que es el
único sentimiento que le da verdadero sentido a nuestras vidas, debemos estar
preparados para combatir la rutina, enemiga
mortal del amor.
Belkys Marcano
La leyenda del verdadero amigo
Dice una linda leyenda árabe que dos amigos viajaban por el desierto y
en un determinado punto del viaje discutieron. El otro, ofendido, sin nada que
decir, escribió en la arena: HOY, MI MEJOR AMIGO ME PEGO UNA BOFETADA EN EL
ROSTRO. Siguieron adelante y llegaron a un oasis donde resolvieron bañarse. El
que había sido abofeteado y lastimado comenzó a ahogarse, siendo salvado por el
amigo. Al recuperarse tomó un estilete y escribió en una piedra: HOY, MI MEJOR
AMIGO ME SALVO LA VIDA. Intrigado, el amigo preguntó: ¿Por qué después que te
lastimé, escribiste en la arena y ahora escribes en una piedra? Sonriendo, el
otro amigo respondió: Cuando un gran amigo nos ofende, deberemos escribir en la
arena donde el viento del olvido y el perdón se encargarán de borrarlo y
apagarlo; por otro lado cuando nos pase algo grandioso, deberemos grabarlo en
la piedra de la memoria del corazón donde viento ninguno en todo el mundo podrá
borrarlo. ______________________________________________________________________________
Reflexión:
Hay una frase que dice: “tu
mejor amigo es quien te hace llorar”. Esto es que, cuando intenta protegernos
de tomar una mala decisión, porque puede ver desde afuera lo que no podemos ver
desde dentro de nosotros mismos, a regañadientes nos hace reconocer que ha
tenido la razón, por lo cual no debe existir rencor.
En el segundo caso: nunca
debemos olvidar las buenas acciones de nuestros amigos y mostrarse agradecidos
y nobles ante sus ojos.
Belkys Marcano
Fábula de la rana sobre el ánimo
Un grupo de ranas viajaba por el bosque y, de repente, dos de ellas
cayeron en un hoyo profundo. Todas las demás ranas se reunieron alrededor del
hoyo. Cuando vieron cuan hondo era el hoyo, le dijeron a las dos ranas en el
fondo que para efectos prácticos, se debían dar por muertas ya que no saldrían.
Las dos ranas no hicieron caso a los comentarios de sus amigas y siguieron
tratando de saltar fuera del hoyo con todas sus fuerzas. Las otras seguían
insistiendo que sus esfuerzos serían inútiles.
Finalmente, una de las
ranas puso atención a lo que las demás decían y se rindió. Ella se desplomó y
murió. La otra rana continuó saltando tan fuerte como le era posible. Una vez
más, la multitud de ranas le gritaba y le hacían señas para que dejara de
sufrir y que simplemente se dispusiera a morir, ya que no tenía caso seguir
luchando. Pero la rana saltaba cada vez con más fuerzas hasta que finalmente
logró salir del hoyo. Cuando salió las otras ranas le dijeron: “nos da gusto
que hayas logrado salir, a pesar de lo que te gritamos”. La rana les explicó
que era sorda, y que pensó que las demás la estaban animando a esforzarse más y
salir del hoyo. Moraleja: 1. La palabra tiene poder de vida y muerte. Una
palabra de aliento compartida a alguien que se siente desanimado puede ayudar a
levantarlo. 2. Una palabra destructiva dicha a alguien que se encuentre
desanimado puede ser lo que acabe por destruirlo. Tengamos cuidado con lo que
decimos. 3. Una persona especial es la que se da tiempo para animar a otros.
Reflexión:
Recuerdo una frase que
escuchaba de niña a mi abuela: “Cuando no puedas decir algo positivo a alguien,
quédate callada”
Hay otra que se adapta
perfectamente a este cuento: “Me haces mucho bien, si no me haces ningún mal”
Belkys Marcano
Busca dentro de ti
Cuentan que un día estaba Mullah en la calle, en cuatro patas, buscando
algo, cuando se le acercó un amigo y le preguntó: – Mullah, ¿qué buscas? Y él
le respondió: – Perdí mi llave. – Oh, Mullah, qué terrible. Te ayudaré a
encontrarla. Se arrodilló y luego preguntó: – ¿Dónde la perdiste? – En mi casa.
– Entonces, ¿por qué la buscas aquí afuera? – Porque aquí hay más luz. Aunque
les parezca cómico, ¡eso es lo que hacemos con nuestra vida! Creemos que todo
lo que hay que buscar está ahí afuera, a la luz, donde es fácil encontrarlo,
cuando las únicas respuestas están en el propio interior. Salgan a buscarlas
afuera, que jamás las hallarán… de Leo Busca glía, libro: “Vivir, amar y
aprender”
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Reflexión: Ciertamente la
llave que abre la cerradura de la vida se encuentra en el interior de cada uno
de nosotros y son tan diferentes como seres hay en la tierra. Es cuestión de tomarnos tiempo para escuchar
nuestro corazón cuando aconseja hurgar en ese lugar.
Belkys Marcano
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